Friedrich Nietzsche
Alrededor del mediodía,
cuando el verano, asciende, primero, a las montañas,
el muchacho de cálidos ojos cansados:
habla,
nosotros, solo vemos su palabra.
Respira, como respira un enfermo
en una noche de fiebre.
Montañas heladas, pinos y vertientes
le responden también,
nosotros, solo vemos la respuesta.
De la roca, surge, velozmente,
el torrente, como para saludar,
y permanece, allí, cual columna blanca,
temblando, con nostalgia.
Y, más oscuro, aún, y más fiel,
que de costumbre, se ve el pino.
Y entre hielo, e inerte piedra grisácea,
surge, abruptamente, un resplandor,
yo, he visto ya, ese resplandor: me alude.
También, de los ojos inertes del hombre,
acaso surja luz , una vez más,
cuando su niño, lleno de pena,
lo estreche en sus brazos, lo contenga y lo bese:
acaso, una vez más, aún, broten, recíprocas,
llamas de luz; ardientemente digan
los ojos inertes: ¡Niño!
¡Ay, Niño, tú lo sabes, yo te amo!
Y, ardientemente, pronuncie, todo,
–montañas heladas, arroyo, pino –
poniendo su mirada, aquí, las mismas palabras:
¡nosotros te amamos!
¡Ay, Niño, tú lo sabes, nosotros amamos, te amamos!
Y él,
el muchacho de cálidos ojos, cansados,
él, los bese, lleno de pena,
siempre más apasionado,
y no quiera marchar;
murmure sus palabras como un secreto, sólo
de su boca,
sus duras palabras:
“mi saludo es despedida,
mi llegada es partida,
yo muero joven”.
En torno a allí, se escucha
y se respira apenas:
ningún pájaro canta.
Allí rebosan,
estremeciendo todo, como
un resplandor, las montañas.
En torno a allí, se piensa,
y se permanece callado.
Era alrededor del mediodía,
alrededor del mediodía, cuando,
el verano, asciende, primero, a las montañas,
el muchacho de cálidos ojos, cansados.
1F. Nietzsche, Sämtliche Werke – Kritische Studienausgabe, Deutscher Taschenbuch Verlag De Gruyter, (Colli-Montinari) München, 1980, B. 11, Nachgelassene Fragmente 28 [60] S. 325. La palabra que aparece en el poema y que traduzco aquí por niño es la palabra: “Kind”, que significa también, según el contexto: “hijo”.